sábado, 16 de febrero de 2013

django unchained (django sin cadenas)



El espectador sabe de antemano lo que va a ver cuando se para frente a una nueva película de Quentin Tarantino (Reservoir Dogs, Pulp Fiction). Sabe de los diálogos incisivos, del humor, de la escena de tortura y el clímax ultra violento. Sabe también de la música, el plano cenital con grúa, las referencias explícitas e implícitas a las fuentes de inspiración de la obra del director: el spaghetti western, el blaxploitation y las películas de samurais. De hecho, es probable que el conocer como la palma de la mano al director sea lo que lo movilice hacia la sala de cine, porque Tarantino es ya una marca registrada y el público va a ver una película de Tarantino precisamente porque es eso: una "película de Tarantino". En Django Unchained el espectador encuentra todos los condimentos que hacen a una "película de Tarantino". ¿El problema? Que es mucho más "Tarantino" que "película".

Django Unchained, inicia cuando Django (Jamie Foxx) es rescatado de la esclavitud y convertido en un hombre libre (en pleno sur norteamericano apenas antes de la guerra civil) por el Dr. King Schultz (Christoph Waltz), un caza recompensas que necesita de su ayuda para identificar a tres posibles botines. Los dos hombres congenian y pronto Django se encuentra trabajando en conjunto con Schultz mientras elaboran un plan que les permita liberar a la esposa de Django, esclava en poder del salvaje y encantador dueño de una plantación, Calvin J. Candie (Leonardo Di Caprio)

Django Unchained continúa la línea temática de su predecesora Inglorious Basterds (2009). De hecho, el director asegura que ambos films son respectivamente el primer y segundo capitulo de una trilogía sobre la opresión y la violencia y la venganza (los dos temas predilectos de Tarantino) como respuesta a la misma en el devenir de la historia. El problema (que Django evidencia en mayor medida que Basterds) es que cualquier intención temática que intenta el director abordar queda sepultada bajo las incontables toneladas de narcisismo fílmico con las que Tarantino parece poblar su producción más reciente. Como se sugería más arriba, Django Unchained es 100% Tarantino, pero en su obsesiva auto complacencia pierde el norte y olvida que primero debe ser una película en sí misma. Las espectaculares secuencias (que las tiene, y negar la excelencia técnica o estética de Tarantino sería una tontería), son sólo eso: secuencias impactantes pero que no se solidarizan en la construcción de un todo coherente armando una suerte de collage inconexo y forzado. El uso indiscriminado del zoom violento convierten lo que debería haber sido un homenaje al lenguaje del spaghetti western con el que Tarantino se formó, en no más que una burla expresa al género. La incapacidad del director de abandonarse a sí mismo en favor de la película (simbólica y literalmente en el momento en que llega su cameo) resulta en al menos una hora de metraje que  no aporta absolutamente nada. De hecho, luego del que debería haber sido el evidente clímax de la película (una espectacular secuencia de tiroteo que es un tercio western, un tercio Carrie y un tercio Taxi Driver), Tarantino empieza de nuevo sólo para agregarse a sí mismo al film y un nuevo clímax, que en comparación con el anterior resulta predecible y aburrido, imponiéndole al film una nota final de intrascendencia.

El personaje de Django es la materialización diegética de la desconexión que existe en la forma de la película. Su evolución es incoherente e invisible para el espectador: pasa de un simpático, sencillo y hasta tímido underdog a un bad motherfucker tarantinesco aparentemente por el sólo hecho de aprender a disparar. Las etapas de su transformación se nos niegan por completo y como consecuencia el interés del espectador en verlo alcanzar su objetivo pasa de mínimo a inexistente cuando entran en escena el brillante Christoph Waltz, que compone a un maravilloso Dr. Schultz, y el que es probablemente el mejor actor de su generación, Leonardo Di Caprio. Si existe por fuera de la excelencia técnica algo a conservar de Django Unchained es cada momento de brillante interacción entre estos dos pesos pesados del cine de nuestros días.

Un homenaje de Quentin Tarantino no al cine que ama, sino a sí mismo y nada más

2.0/5.0

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo, aunque capaz que le daría algun puntito más porque a pesar de sus defectos me pareció muy disfrutable.

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