domingo, 27 de febrero de 2011

mis predicciones

bueno, aquí van todas mis predicciones...al lado, por si a alguien les interesa, agrego cuál me hubiera gustado que ganara en caso de que no coincidan...pongo solo las categorías grandes (o más bien, de las que tengo idea). calculo que inception va a ganar alguna de las técnicas de sonido, pero como no entiendo muy bien qué es lo que se evalúa ahí, no las agrego...
voy a aventurarme en el mundo de la transmisión en tiempo real desde mi twitter http://www.twitter.com/gonzansa
siéntanse invitados a comentar sus opiniones


ahí van:


actor en rol protagónico:
Colin Firth - The King´s Speech  (Franco o Bridges me gustaban más)
actor de reparto
Christian Bale - The Fighter
actriz en rol protagónico
Natalie Portman - Black Swan
actriz de reparto
Hailee Steinfeld - True Grit
mejor película animada
Toy Story 3
mejor dirección de arte:
Robert Stromberg, Karen O´Hara - Alice in Wonderland
mejor fotografía:
Jeff Cronenweth - The Social Network (me gustaba mucho también Black Swan, pero no me caliento)
mejor vestuario:
Jenny Beavan - The King´s Speech
mejor dirección:
David Fincher - The Social Network  (todos sabemos bien quien falta en esta categoría...)
mejor edición:
Angus Wall, Kirk Baxter - The Social Network (mismo que arriba...es un ultraje)
mejor película en idioma extranjero:
Biutiful
mejor maquillaje:
Rick Baker, Dave Elsey - The Wolfman
mejor música:
Trent Reznor, Atticus Ross - The Social Network (Hans Zimmer a cara de doggie...)
mejor canción original
"If I Rise" - 127 Hours
mejor película:
The Social Network (por si hace falta aclararlo...Inception)
mejor guión adaptado:
Aaron Sorkin - The Social Network (esto o True Grit me dejan feliz)
mejor guión original:
Christopher Nolan - Inception

winter´s bone (lazos de sangre)


Una de las grandes ventajas de las que el cine americano independiente se ha permitido sacar provecho, es la libertad absoluta de planteos si lo contraponemos a las estructuradas reglas de Hollywood. Ventaja entendida en favor de una aproximación más real, menos idealizada a la vida en los “states”. Aquí no existe el compromiso con el “sueño americano”, el héroe de la clase obrera no tiene por qué triunfar, el sacrificio duro y constante no siempre da recompensa, los personajes idealistas, intachables e incorruptibles no encuentran el aplauso en una sociedad corrupta, el pequeño no se puede abrir paso y triunfar frente a los monstruos que todo lo controlan. Como mucho, y con suerte, podrá sobrevivir.
Ree Dolly (Jennifer Lawrence) es una mujer adulta con solo 17 años. Cuida de sus dos hermanos pequeños y de su madre que decidió “desconectarse” de la realidad mientras atiende la casa y el negocio de la leña familiar en una comunidad rural en la meseta de Ozark, alejada de la “civilización”. Cuando la noticia de que su padre, conocido en la región por su vinculo con la producción de metanfetaminas, salió bajo fianza usando la casa y el terreno de la familia y que de no presentarse a juicio, la familia perderá todo lo que tiene, Ree se pone en marcha para localizarlo y garantizar la seguridad de su familia.
En su segundo largometraje como directora, Debra Granik pinta en Winter´s Bone un escenario sumamente cruel. En él, la convicción de su protagonista de que actuar de forma decente y honesta le conseguirá al final resultados, se va chocando constantemente con la verdadera dinámica de su entorno, manejada por códigos que son más fuertes que los ideales casi ingenuos de la joven. La realidad parece luchar por consumir la determinación de Ree, a medida que nosotros, los espectadores, vamos descendiendo en un espiral sombrío que nos revela los rincones olvidados por el cine del sueño americano, y la desesperanza crece mientras las posibilidades de encontrar al padre de la protagonista se van esfumando.
La historia funciona además casi a nivel de excusa para presentarnos el muestrario de la “fauna” de estas regiones postergadas por los carteles luminosos, cuya única aspiración, como se nos muestra en una de las escenas iniciales dentro del colegio de Ree, es el ejercito o la maternidad.
La actuación de Lawrence dota a Ree de una firmeza que no desfallece aún frente a las trabas de su entorno, y es quizás, junto con el paulatino descubrimiento del personaje de su tío Teardrop (un excelso John Hawkes), el único atisbo de luz en un lugar que se ha ido ganando su oscuridad a causa de las elecciones de sus habitantes (palpable en la pantalla gracias a la esplendida y densa fotografía)

3.5/5.0

Gracias por leer, son un público maravilloso
Gonza

domingo, 20 de febrero de 2011

radiohead - the king of limbs


primera entrada no cinéfila del blog (yo lo avisé al principio, no acepto reclamos)


ayer se puso a disposición del público online el octavo disco de estudio de radiohead, o por lo menos el material que incluiría el disco en sí mismo cuando se ponga a la venta en formato sólido en marzo, ya que, aparentemente, el lanzamiento oficial incluiría más material "extra"

como todo disco de radiohead post OK Computer, necesita de varias escuchas para ir incorporando la cantidad enorme de detalles, texturas y trabajo musical que encierra cada track y así elaborar la visión del disco en su conjunto. Estas primeras ocho canciones de "The King of Limbs" abandonan un poco el ataque más directo y guitarrero del anterior "In Rainbows", hijo confeso de sonido en vivo de la banda, para volver a un sonido marcadamente más electrónico que retrotrae de alguna forma a la época del "Amnesiac". Las guitarras encuentran su lugar con sutileza, ganando paso hacia el final del disco entre las secuencias, samplers y demás recursos presentes en todo disco de radiohead, acompañando el que es y siempre será el instrumento más increíble de la banda: la voz de Thom Yorke. Es claramente un disco más dificil de escuchar que su antecesor, pero confíen en la promesa de que vale la pena. Ayuda a comprender en su totalidad la experiencia, escucharlo con un buen par de auriculares.

De las ocho canciones que componen "The King Of Limbs" , solo dos parecen un poco por debajo del standard de nível del disco (Bloom y Feral). El resto es una belleza, el combo final Codex - Give Up The Ghost - Separator es casi seguramente una de las combinaciones más perfectas de todas las que nos ha regalado ya esta banda

les dejo un link para que lo "vichen"


4.0/5.0


Gracias por leer, son un púbico maravilloso
Gonza

jueves, 17 de febrero de 2011

the kids are alright (mi familia)


Hay un sentimiento extraño que emerge cuando uno termina de ver esta película, que podría verbalizarse en algo similar a “¿qué pasó acá?” (concretamente, en el acto final). Lisa Cholodenko, quien dirige y escribe The Kids Are Alright tiene un pasado de trabajo en la televisión en series como Six Feet Under o The L Word. Se descubre homosexual temprano en su juventud, y hoy vive en pareja con una cantante con la que tiene un hijo, concebido vía un donante anónimo de esperma. ¿Por qué este hincapié en los pormenores de su vida privada? Porque de hecho The Kids Are Alright toma diversos elementos de la vida de la propia directora,  y sin ser una película autobiográfica, es indudable afirmar que es, como mínimo, bastante personal para su autora.

Nic y Jules (Annette Bening y Juliane Moore respectivamente) son una pareja homosexual con dos hijos adolescentes, Joni y Laser (si…Laser), concebidos ambos con el esperma de un mismo donante, uno por cada madre. Pocos días antes de irse a la universidad, Joni (Mia Wasikowska), respondiendo a la curiosidad de su hermano, decide ponerse en contacto con el donante, Paul (Mark Ruffalo). Los tres comienzan a encariñarse, lo que genera reacciones opuestas en sus madres: mientras Nic se opone al vínculo que trastorna su realidad familiar, Jules accede a decorar el jardín de Paul y termina (de la nada) acostándose con él.

El problema con The Kids Are Alright es que el “statement” a favor de la funcionalidad de una familia con dos madres homosexuales, se construye desde una base de visible resentimiento de la directora hacia el heterosexual y más concretamente, al hombre. El trasfondo del drama (es dificil leer esta película como comedia) a ojos de la cineasta es la inclusión del elemento heterosexual como disruptor de la armonía y no las complejas relaciones que preexisten en el film a la aparición del personaje de Ruffalo. Ante la oportunidad de crear un film que acorte las distancias, Cholodenko parece utilizar todo a su alcance por ensancharlas, llegando a una resolución con la que es prácticamente imposible comulgar. En su afán de convertir a Paul en “el malo de la película”, la directora lo abandona por completo sobre el final, negándole la posibilidad de cierre e ignorando el vínculo afectivo que la audiencia ha establecido con él. Lo cierto es que, de todos los personajes del film, es quizás con el de Ruffalo con quien más nos encariñamos, pero debemos aceptar en los últimos diez minutos que es “el villano” y que debe sufrir por serlo, dejando de lado las casi dos horas anteriores, en las que lo vimos aprendiendo a querer a sus hijos y buscando estabilizarse con ellos a su lado. Mientras tanto, Jules y Nic, personajes que podrían ser tanto o más “condenables” que Paul por su accionar en el film, son redimidos y enaltecidos por Cholodenko sin demasiada explicación ni credibilidad.

Si existe algo que salva el mirar The Kids Are Alright, son los esfuerzos de los protagonistas, particularmente Wasikowska, por darle credibilidad y profundidad a estos personajes por sobre las deficiencias del guión. Ruffalo brilla con lo poco que tiene su personaje para trabajar. Bening y Moore hacen su mejor esfuerzo con sus personajes (que aún así no alcanza en el caso de Moore, a la hora de salvar el pomposo discurso final).
Solo por el valor de las interpretaciones es que esta pelicula recibe un…

2.0/5.0

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Gonza

martes, 15 de febrero de 2011

10 romances de película

esto es lo más cercano a un "felíz día de san valentín" que van a ver en mi blog...


un grupo de críticos eligió los 10 romances más memorables de la historia del cine, les dejo los nombres y abajo el link:


1. Rick e Ilsa - Casablanca, 1942 (orcors, no podía ser otro el primer lugar)
2. Jack y Rose - Titanic, 1997 (ahora sigo a leo en twitter, no me averguenza decirlo)
3. Chow Mo-Wan y Mrs. Chan - In the Mood for Love, 2001 (hice ctrl+c, ctrl+v para poner los nombres)
4. Ennis Del Mar y Jack Twist - Brokeback Mountain, 2005 (acabo de perder a la mitad de mis seguidores, no me importa, superenlo...es un peliculón)
5. Wall-E y Eve - Wall-E, 2008 (tiernis)
6. George y Mary - It´s a Wonderful Life, 1946 (lloro con esta película capáz)
7. Delvin y Alicia - Notorious, 1946 (porque no solo de suspenso vivía el maestro)
8. Renato y Jane - Summertime, 1955 (otra que no ví)
9. Alvy y Annie - Annie Hall, 1977 (Woody es un romántico...)
10. Jesse y Celine - Before Sunset, 2004 (otra que no ví, no le tengo afecto a Ethan Hawke)


http://www.ew.com/ew/gallery/0,,20465122,00.html

y acá 24 clichés que habría que retirar de las comedias románticas, es genial esto...

http://www.ew.com/ew/gallery/0,,20464382,00.html

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Gonza

lunes, 14 de febrero de 2011

the fighter (el ganador)


Ya vimos la “historia del boxeador” en infinidad de oportunidades. Probablemente Rocky (o más probablemente alguna de sus secuelas) sea el primer nombre que salte a la memoria, pero es casi seguro que escarbando un poco más podamos recordar alguna otra película que caiga dentro del género “la historia del boxeador”. De hecho no es siquiera necesario que el protagonista sea boxeador y que el deporte sea el boxeo, puesto que el combate en este formato opera en general como la analogía del camino que recorre el personaje. Sea un drama familiar, una historia de auto aceptación, una denuncia social, o todas combinadas, “la historia del boxeador” funciona constantemente en la maquinaria hollywoodense como el ejemplo último del “sueño americano”, de alcanzar la meta en contra de todas las posibilidades.

La historia de Micky Ward (Mark Wahlberg) es una “historia del boxeador” clásica en todo sentido: Micky  pelea y entrena bajo la sombra de su hermano Dicky Eklund (Christian Bale), ex boxeador que en su momento llegó a derribar a Sugar Ray Leonard, pero caído en la mala vida y adicto al crack. Las peleas no le resultan bien, su madre y hermanas no logran verlo sin compararlo con su hermano y Micky se plantea dejar el boxeo. Conoce en el medio a Charlene (Amy Adams), una de las pocas personas que parece tener algo de confianza en el valor de Micky en sí mismo, devolviéndole la fe e incentivándolo a seguir peleando.

Aún cuando está basada en la historia real de Micky Ward, The Fighter, de David O. Russell, parece mostrar todos los lugares comunes de este tipo de películas, todos los elementos son familiares, ya los hemos visto anteriormente en ficciones. Entonces ¿qué hace de esta película una adición tan sólida  a un género que ya se agotó hasta el extremo?  La fuerza de sus interpretaciones. Cada personaje de The Fighter está puesto en escena de forma tal que nos resulta inolvidable, pero por sobre todo, absolutamente real. No caben dudas de que Bale es el principal foco de atención, y no es para menos, el galés vuelve a dar muestra de su versatilidad y capacidad de contener, dentro de los límites de lo creíble, una actuación que podría escaparse de las manos a muchos de sus colegas más experientes. La transformación física (que no extraña a quienes ya lo vieron en The Machinist) se suma a un cuidado estudio de los gestos, movimientos y acento de un joven boxeador de Lowell convirtiéndolo en una presencia absolutamente magnética en la pantalla. Lo más interesante de su interpretación es de todas formas, el contraste que genera con la actuación de Wahlberg. Mucho más sútil y de perfil bajo, Wahlberg se permite explotar solo cuando la acción así lo demanda, para volver a retrotraerse sin dificultad alguna. Las características de la actuación de ambos hacen un espejo perfecto de la relación entre los dos hermanos, revelando tanto sus tensiones como la necesidad del otro que existe para ambos. Acompañan con solidez esta dinámica, los dos personajes femeninos en manos de Amy Adams, la pareja de Micky y Melissa Leo como su madre, ambas nominadas al Oscar de mejor actriz de reparto.

Russell (Flirting With Disaster, Three Kings) conoce el alcance de la historia y sus posibilidades en manos de los actores con los que cuenta, relegando la acción del boxeo, que le da paso al drama familiar como elemento que mueve la narrativa por sobre las victorias o derrotas de Ward. La ejecución de este plan está cuidada al máximo, haciendo, por ejemplo, con un trabajo fino de edición, que las peleas estén tan protagonizadas por Micky como por su familia desde la audiencia, y en consecuencia, por nosotros los espectadores.
Pocas películas desde el Rocky original de Avildsen (1976) se han atrevido a darle prioridad al drama real que conforma la “historia del boxeador” más allá del hecho deportivo concreto, y en general han sido estas las que hoy siguen valiendo la pena. Estimo que The Fighter será en el futuro una de ellas

3.5/5.0

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Gonza

martes, 8 de febrero de 2011

the social network (red social)


“La película de facebook”, o incluso “la de facebook”. Así nos referimos comúnmente a “The Social Network” cuando queremos traerla a una conversación; y es cierto: de alguna manera es una película sobre el facebook; pero decir que solo de eso se trata sería reducir en gran cantidad su alcance y la profundidad de los temas que plantea. De hecho, si bien se nos presenta en los medios que la promocionan como “la historia del facebook”, su rigurosidad histórica no es tal, y aún más, no pretende serlo. Aún cuando nos aproxima con personajes (casi todos) reales y sucesos concretos a lo que fueron los años que gestaron la popular red social, el guionista Aaron Sorkin reconoce que los hechos reales fueron puestos a disposición de contar la historia (con minúsculas) y generar la reflexión necesaria sobre el tema a tratar, y no al revés. Quizás el ejemplo más contundente de esto sea la brillante escena inicial; una conversación que nunca existió con una mujer que no existe en la vida real es la que, con sutileza, expone en los primeros cinco minutos las claves fundamentales de toda la película y probablemente también de la propia experiencia de facebook. Los diálogos (excelsos) de Sorkin se suceden a un ritmo frenético; el rumor, lo serio, lo irrelevante, lo que es cierto, lo que no, el abrupto cambio de tema…nos encontramos frente a toda esa información que se amplía cada segundo con escasas posibilidades de procesarla toda (personalmente, tuve que ver tres veces la escena), reproduciendo en otro medio, de forma casi exacta, la experiencia de Internet, o más concretamente de la red social.

David Fincher (Seven, Zodiac) usa con cuidado el cargado guión de Sorkin para presentar una profunda reflexión sobre nuestra incapacidad de comunicarnos en un siglo que, irónicamente, parece proporcionarnos todas las herramientas que necesitamos para hacerlo. El personaje de Mark Zuckerberg, creador del facebook (Jesse Eisenberg en una gran interpretación) es quien lleva la bandera de esta forma de vida digitalizada, que sustituye en su imaginario (o no), la verdadera interrelación con las personas. Fincher pone en este protagonista a toda una sociedad que ha dado por sentado que, como señala sobre el final del film el creador de Napster Sean Parker (Justin Timberlake), es posible “vivir” en Internet, la vida es de hecho digitalizable.

El análisis filosófico, sociológico, psicológico, etc.  que implicaría una película como esta excede con creces el alcance de esta reseña, podría incluso ser materia de estudio de cursos universitarios completos, y sería muy pretencioso reducirlo a estos cuatro párrafos, pero sí resulta pertinente, siendo este un comentario de cine, remarcar el buen uso que hace y sigue haciendo Fincher del medio para transmitir la idea, plantear el conflicto. Y no hay que dudarlo, el planteo del director es contundente, aún cuando se cuide de no caer en la exposición obvia y muy directamente verbalizada de la problemática (que sería muy fácil de hecho), Fincher expone con crudeza las consecuencias de abrazar sin mucho pienso de por medio una nueva forma de interactuar, en la que todo, incluso la persona humana, está a mi disposición en su totalidad para verla, absorberla, y en ello, tristemente, carecer de la misma en su realidad y humanidad e ir perdiendo de a poco la humanidad propia (Zuckerberg de hecho aleja de sí lo más humano que lo rodea, su amor, su amigo…)

De igual contundencia que la primera, la escena final es quizás un regalo de Fincher para nosotros, que dependerá del optimismo o no con el que el que la leamos: quizás todo esté perdido, o quizás, al entender que no todo es sustituible, no todo puede transformarse en unos y ceros, haya esperanza.

Sería un insulto finalizar sin mencionar al menos la gran actuación de Andrew Garfield en el papel de Eduardo Saverin, amigo y socio de Zuckerberg, la hipnótica banda sonora del Trent Reznor (vocalista de Nine Inch Nails) y el trabajo magistral del director de fotografía Jeff Cronenweth, viejo colaborador de Fincher, que hace que una película aparentemente tan alejada de los lugares habituales del director, se vea como debe verse una película de David Fincher.

4.5/5.0

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Gonza

viernes, 4 de febrero de 2011

127 hours (127 horas)




Aron Ralston (James Franco), arrogante, confiado pero igual un poco simpático se carga una mochila con algo de comida, un poco de agua, linterna, cámara de fotos y de filmar y algún equipamiento básico de alpinismo. Sin avisarle a nadie de su paradero se embarca en un paseo por los cañones de Utah. Después de un cruce fugaz con un par de aventureras, atravesando una grieta, Aron pisa mal, una roca se afloja y el protagonista cae en el interior. Su brazo derecho queda atrapado por la piedra, dejándolo a él completamente inmovilizado y gravemente herido, las provisiones son insuficientes y la posibilidad de que alguien lo encuentre es nula: Aron sabe que, con suerte, sobrevivirá unos días antes del final inevitable.

La historia es real y fue bastante mediatizada en el 2003; por las dudas de todas formas, no voy a suponer que el desenlace de la misma es conocido, pero simplemente con el nombre sabemos que la resolución de la misma ocurrirá en aproximadamente cinco días. El director Danny Boyle (Trainspotting, Slumdog Millionaire) se plantea entonces un desafío más que interesante y profundamente complicado: hacer de esta experiencia algo “mirable” en la pantalla. La premisa parece dificultar bastante esta tarea: una sola locación reducida (de hecho, minúscula) y un protagonista único e imposibilitado de movimiento, ¿cómo convertirlo en algo interesante que mantenga la atención durante 93 minutos? En el caso de 127 Hours la clave reside en dos factores esenciales: la capacidad de Boyle de tomar una historia, por simple que sea, y realizar con ella un ejercicio estilístico superior, y la soberbia actuación de Franco.
Boyle trabaja en profunda colaboración con un increíble James Franco (muy alejado del galancito juvenil de sus primeras películas) procurando involucrarnos en su pesar. Su historia la conocemos a través de flashbacks, alucinaciones y visiones, mientras que quién es él realmente se nos revela en su accionar mientras pasan los días y la esperanza se reduce atrapado en la grieta. Pero el director sabe que la única forma de que este experimento funcione es ir un paso más allá que el simple afecto por el protagonista, tenemos que sentir con él, no solo acompañar sus emociones, sino buscar un tipo de identificación mucho más específica: tenemos que preguntarnos NOSOTROS que haríamos en su situación, mirar y analizar sus decisiones como si fueran las nuestras, como si fuera nuestra vida la que está en juego. En los momentos más crudos, Boyle, que nunca ha tenido pudor en mostrar hasta el límite de lo mostrable, opta por incorporar el sonido como recurso para agregar al efecto, al punto que nos resulta casi imposible sostener la mirada. La antítesis que nos generan los planos en los que se nos muestra la belleza impactante de la naturaleza, pero que es a la vez el “enemigo” de la película se acentúan con una fotografía sumamente cuidada que se permite ser cálida y cargada de belleza, a la vez que amenazante.

Todos los recursos de Boyle sin embargo, están puestos al servicio de un verdadero tour de force de James Franco. Pocos actores pueden cargar de forma tan versátil el peso de una película como esta, y aún cuando este hombre ya había empezado a dar muestras de su verdadera capacidad, es en este rol en el que se permite realmente explorar sus posibilidades. El rango de emociones a los que se y nos expone es extenso y el riesgo existente es el de “dejar ver” la actuación, perder credibilidad en los necesarios cambios de estado del personaje, que se suceden a un ritmo vertiginoso. Franco acepta el desafío y muestra que está a la altura, cuando no por encima, permitiendo la conexión necesaria que necesitamos con él para acompañarlo en sus días la grieta

El resultado de esta colaboración es exitoso y por demás recomendable, lejos de funcionar solamente como una exaltación narcisista de las capacidades de ambos artistas, permite conectar son sus intenciones, nos interpela, plantea preguntas. Nos habla de nuestra pequeñez frente a la inmensidad del mundo, pero nos muestra también nuestro poder frente a esa pequeñez… La nominación de Franco a los Oscar es más que merecida, e independientemente del resultado, me deja a mí al menos esperando con ansia su próximo trabajo.

4.0/5.0

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Gonza

jueves, 3 de febrero de 2011

hereafter (más allá de la vida)


“Director-película” es un binomio indisoluble. Así como en general cualquier binomio “artista-obra” encierra una comunión muy específica, en el cine la conexión de un director con su trabajo permite no solo hacer una valoración de los logros del primer termino del binomio con respecto del segundo, sino también descifrar las claves de la película que reflejan la presencia de su director, de ESE director y no de cualquier otro. La obra nos transmite entonces a su director, no muy diferente de lo que ocurre al leer cualquier libro, y es en esa transmisión que podemos preguntarnos sobre el autor, qué quiso hacer, mostrar, cómo, de qué está hablando…quién es.

El nombre de Clint Eastwood es inmediatamente asociable al del héroe de acción, el “hombre sin nombre” de los westerns de Leone y Harry el sucio son los primeros que vienen a la mente en general y nos toma unos minutos más recordar que en sus 55 años de carrera, la última década en particular brilla mucho más por su trabajo como director que como actor. A no engañarnos de todas formas, Eastwood dirige películas desde 1971, pero es probable que el punto de inflexión que lo pasa de un director competente a un gran director sea su anti-western de 1992 Unforgiven (Los Imperdonables). De allí en más, Eastwood comienza a izar la bandera del cuestionamiento constante en su cine, preguntándose sobre su país, su historia, su pueblo, sus mitos (muchos de los cuales el mismo ayudó a crear), deconstruyendo  convenciones y creciendo reflexivamente en las mismas (si Walt Kowalski de Gran Torino no es Harry el sucio con años de reflexión en el medio, no se lo que es el crecimiento). Entonces llegamos a Hereafter y es ahí cuando nos preguntamos ¿por qué Clint Eastwood está haciendo una película sobre el más allá? ¿Qué lleva a este hombre a hacer una película sobre la vida después de la muerte?

La película inicia con la que es probablemente una de las escenas más impactantes filmadas por Eastwood: un tsunami (no se específica, pero datos posteriores permiten creer que hace referencia al tsunami del 2004) arrasa la ciudad en la que se encuentra la periodista Marie LeLay (Cécile De France). Durante la ola, Marie pierde la vida por unos minutos y recibe una visión difusa del más allá con hombres y mujeres enfrentados a una luz blanca cegadora. Al regresar, comienza a investigar todo lo que puede averiguar al respecto. La historia de Marie se cuenta paralelamente a la de George Lonegan (Matt Damon), un ex – psiquico norteamericano que puede establecer conexiones con el más allá y en Londres, Marcus, un niño que pierde a su hermano en un accidente trágico. Eastwood se toma entonces el tiempo que necesita para narrar la vida de estos tres personajes y confrontarlos a las preguntas de su propia mortalidad. Las cuestiones son las usuales, y las respuestas “populares” aparecen también, satirizadas particularmente en los “expertos” en el tema que consulta Marcus. Es en la imagen fílmica del más allá, visión que el director utiliza recurrentemente, que es importante detenerse y contrastar los intentos fallidos de los personajes de darle sentido a lo finito de lo corporal. Eastwood pinta un cuadro difuso, borroso, fuera de foco del más allá, que busca ser el análogo de nuestro propio conocimiento. En la repetición de esta imagen hay una toma de postura frente al conflicto planteado: no veremos en esta película las respuestas a las preguntas, no es la intención del cineasta proporcionarnos la claridad para comprender un fenómeno que es incomprensible, que nos queda grande. Los tres personajes, que de alguna manera alcanzan comprensión (quizás sea más correcto decir “conocimiento”) del asunto se ven así mismo alienados, en profunda soledad al haber descubierto algo que no era para los mortales descubrir, la “maldición” a la que hace referencia Damon, magistralmente capturada en la sencillez de las escenas que lo muestran en más de una oportunidad observando por una ventana como la gente se aleja de él.

¿Por qué entonces plantear todas las preguntas a las que el filme no puede dar respuesta? Simplemente porque Eastwood invita a creer que no las necesitamos, al menos no ahora, y resulta innecesario y hasta pretencioso pretender contestarlas. Es solo cuando los protagonistas comprenden que lo esencial es conectar con la vida, con ellos mismos y con los otros en ESTE mundo, que la soledad desaparece. Con 80 años cumplidos, resulta fascinante que Eastwood pueda plantearse el conflicto de su propia mortalidad, y responder al mismo con una actitud que desprende vida por donde se la mire. El resto vendrá después…

3.5/5.0

Gracias por leer, son un público maravilloso
Gonza