miércoles, 19 de septiembre de 2012

re-watch: the x-files (1era temporada)

Hace casi 20 años, mucho antes del actual "boom" del consumo de series televisivas, Chris Carter, una especie de surfer nativo de California llegaba a las puertas de la Fox con una idea para un nuevo show: una suerte de mezcla entre The Twilight Zone, Kolchak: The Night Stalker y Alfred Hitchcock Presents, pero enfocado principalmente en la temática extraterrestre. Los nueve años siguientes son historia, son culto, la definición perfecta de las paranoias de una década, la reinvención de la cultura pop, pero por sobre todo, son un excelente viaje televisivo; viaje que le abrió las puertas (aun sin salir de su lugar de "show de culto") a otra gran cantidad de series que vinieron después, a tal punto en que es probablemente imposible imaginar la existencia de series como LOST, House M.D., Fringe sin que los agentes del FBI Mulder y Scully allanaran el camino; o más aun, las series que existen directamente porque las mentes creativas detrás de ellas encontraron en The X-Files un primer lugar para mostrar su valía, como Vince Gilligan (creador de Breaking Bad) o Howard Gordon (creador de Homeland) entre otros.

Por esa relevancia, por su calidad, y sobre todo porque fue la primer serie que seguí de forma enfermiza, es que cada 2 ó 3 años me entretengo haciendo un re-watch completo, y aprovechando que este re-watch 2012 es el primero que me encuentra con un blog, voy a compartir algunas impresiones a medida que vaya terminando cada temporada. La serie tiene casi 20 años, así que no voy a cuidarme de algunos spoilers, se encuentran advertidos.

La primer temporada de The X-Files tiene el peso enorme que suelen tener las primeras temporadas de cualquier serie, encontrar una audiencia suficiente que le garantice la vida al menos por un segundo año. En ese sentido esta temporada se compone esencialmente de episodios individuales ("stand alones") que no necesitan el visionado de los capítulos anteriores. Aun los episodios sobre extraterrestres, que a partir de la segunda temporada se convertirían en el gran arco mitológico que atara toda la serie, son independientes aquí.

Este formato stand-alone le permite a The X-Files plantear con libertad el universo en el que se mueven los dos agentes protagonistas, y por sobre todo, elaborar las dinámicas de su relación y su trabajo. Hacia final del primer año queda demostrado (y explicitado más de una vez en pantalla) que Scully y Mulder confían plenamente en uno y otro. Scully, enviada originalmente a trabajar con Mulder para cuestionar sus métodos desde su formación científica y su natural escepticismo, adquiere a medida que avanzan los capítulos, un respeto absoluto por el trabajo y la pasión de su compañero, mientras que Mulder, que inicia el show como una especie de ermitaño recluido en su sotano, encuentra en la figura de Scully un lugar para distenderse y por sobre todo, para depositar su propia confianza.

Mulder es presentado de una forma que hace escuela en el universo de las series. Toda la información que necesitamos de él se nos entrega de forma esporádica al cabo de los primeros cuatro episodios: su historia personal, la abducción de su hermana cuando era niño, su carácter, su sentido del humor, su afición por las pipas de girasol, y en algo que solamente puede ser considerado un díptico "mulderiano", el tercer y cuarto capítulos (Squeeze y Conduit respectivamente) exponen la dicotomía perfecta entre la pasión y la obsesión de Mulder: en Squeeze, el primer episodio que se aleja de la temática extraterrestre y nos presenta Eugene Tooms, el primer "Monster of the week" (y uno de los muy pocos que recibiría el honor de una secuela), vemos la fascinación que ejerce en el agente el trabajo detectivesco y entendemos porqué es considerado uno de los agentes más capaces de todo el FBI. Mulder no es solo un impulsivo paranoico que encuentra teorías conspirativas por donde mira, lo hubiesen despedido hace tiempo si así fuera, es un agente más que capaz, dotado de gran inteligencia y un instinto que no suele fallar en los casos que investiga. Cuando llega Conduit, y las similitudes del caso con el de la abducción de su hermana se hacen más y más grandes, descubrimos la línea que Mulder cruza a menudo de la pasión a la obsesión, obsesión que lo hace inevitablemente frágil e impulsivo hasta el punto del descuido. La escena final, con Mulder rezando mientras escuchamos en voice over la grabación de una de sus regresiones hipnóticas es sin lugar a dudas uno de los momentos mejor logrados y más emotivos de toda la serie.

Scully es quien menos atención recibe del dúo en esta temporada, y no será hasta que la historia la involucre directamente en el segundo año, que el personaje realmente despegue. Su rol mientras tanto es marcadamente más vinculado a ser el cable a tierra de Mulder que a otra cosa. Aún así, uno de los dos episodios "scully-céntricos" de la temporada, es considerado por muchos (quien firma este blog incluido) el mejor episodio del primer año y uno de los mejores episodios de toda la serie: Beyond the Sea. Una suerte de homenaje sobrenatural a The Silence of the Lambs (Demme, 1991), que nos permite indagar por primera vez en el pasado de la agente, su familia y su formación religiosa, y es a la vez una catapulta para el gigantesco talento actoral que es Gillian Anderson, que se desenvuelve con total soltura en un episodio que le exige atravesar un complejo espectro de emociones.

Hacia el final de la temporada, y cuando la continuidad de la serie ya es un hecho, es que The X-Files se permite proyectarse hacia el futuro presentando a los que serán personajes recurrentes en la serie: el trío de nerds paranoides que escriben el periódico "The Lone Gunman" en E.B.E. , y en Tooms al Asistente de Director Walter Skinner (Mitch Pileggi) y las primeras palabras de un personaje que habíamos visto en dos ocasiones anteriormente oculto en las sombras, y que se convertiría en el principal antagonista de la serie y uno de los mejores y más recordados villanos en la historia de la televisión: el hombre que fuma (William B. Davis). Además de la introducción de los nuevos personajes, el final de temporada The Erlenmeyer Flask, es el primer capítulo "oficial" del gran arco mitológico de la serie, que introduce el feto extraterrestre en posesión del gobierno estadounidense y sugiere algunas líneas temáticas que serán retomadas más adelante (la vacunación masiva por ejemplo) además de elevar al máximo el grado de paranoia e inseguridad de los protagonistas con el asesinato del informante de Mulder, Deep Throat (Jerry Hardin). Hoy es un lugar común matar a algún personaje de cierta importancia por final de temporada, pero en 1994, este final de temporada elevaba el peligro por las nubes, las palabras de Deep Throat eran proféticas: no confíes en nadie, y mucho menos en los escritores de la serie.

El punto flojo de una temporada muy solida es sin duda el de su longitud: 24 capítulos para una serie que recién comienza a descubrirse es un número muy grande, y al revisarla es notorio que podríamos sobrevivir sin algunos de los episodios, que parecen repeticiones menos inspiradas de otros anteriores. Así es que tenemos dos hombres lobo (bueno, un hombre y una mujer para ser exactos), tres espíritus del más allá que vuelven para vengarse, dos locaciones aisladas con una amenaza externa que potencia lo peor de los personajes recluidos... Pero aun así, cuando la serie se repite es al menos entretenida y cuando brilla realmente, es excelente televisión y una muestra de qué tan lejos iba a llegar The X-Files en años venideros. Episodios como Beyond the Sea, Ice, Conduit o E.B.E. se mantienen en lo más alto de la producción televisiva aun con dos décadas a cuestas.

Mi re-watch de la segunda temporada en breve, mientras tanto, mis destacados de la primera:

1X79 - Pilot
1X01 - Deep Throat
1X02 - Squeeze
1X03 - Conduit
1X07 - Ice
1X12 - Beyond the Sea
1X15 - Young at Heart
1X16 - E.B.E.
1X17 - Miracle Man
1X20 - Tooms
1X23 - The Erlenmeyer Flask