domingo, 29 de abril de 2012

the avengers (los vengadores)


Hablar de Joss Whedon en algunos ámbitos es sencilla y netamente hablar de religión. Whedon es posiblemente uno de los creadores más interesantes y contundentes de los últimos años, y el espectro de su trabajo abarca desde la televisión y los cómics hasta el cine, dejando en cada una de sus creaciones una marca de calidad irrefutable. Si bien el nombre se asocia inmediatamente a series como Buffy,The Vampire Slayer, Angel o Firefly (todas de su creación), la pluma de Whedon puede disfrutarse también en la serie de cómics Astonishing X-Men (a juicio de quien firma, una de las mejores versiones de la escuela de mutantes) o en algunos excelentes guiones de cine (X-Men, Toy Story). Tanto en la dirección como en la escritura, Whedon a dado sobradas muestras de lo que es capaz de hacer, y es por eso probablemente que el anuncio de que sería él el guionista y director de  The Avengers fue recibido con bombos y platillos.

El camino a  The Avengers comenzó hace ya cuatro años, cuando en el 2008 se estrenaba Iron Man, iniciando una movida estratégica habitual en el mundo del cómic pero muy inusual en el cine: la preparación para el gran evento. Así llegaron The Incredible Hulk (2008), Iron Man 2 (2010), Thor (2011) y Captain America: The First Avenger (2011). Películas que, con errores y aciertos, pavimentaron el terreno para la llegada del mega-evento que reuniría a todos estos héroes en un solo film: The Avengers

The Avengers nos pone directamente en el inicio de la acción. Al no tener necesidad de narrar los orígenes de los héroes, ya narrados en sus respectivas películas, nos ahorramos un primer acto engorroso que tradicionalmente  hubiese intentado contar en profundidad la historia de todos personajes en 40 minutos. Así es que el film comienza cuando Loki (Tom Hiddleston), hermano de Thor (Chris Hemsworth) ataca una estación de S.H.I.E.L.D. para robar el Tesseract, una fuente de energía inacabable con la que planea abrir un portal dimensional para permitir a los Chitauri, una raza extraterrestre, invadir la Tierra. Nick Fury (Samuel L. Jackson) convocará entonces a los "héroes más poderosos de la Tierra" para impedirselo. No teman si todos estos nombres los asustan; la trama de The Avengers no presenta mayor complejidad para seguirla, incluso si quien la ve no está familiarizado con las películas que la precedieron: The Avengers es una película independiente de las anteriores, aunque por supuesto que ayuda y aporta algunos elementos su visionado.

Lo genial de The Avengers es que es absolutamente TODO lo que se podía esperar de ella, y aún más. Y eso se debe a la mano mágica de Joss Whedon; un hombre que comprende pero sobre todo, quiere a estos personajes como si fueran creaciones propias. Todos los elementos que hacen inolvidable la producción de Whedon están presentes en The Avengers: los diálogos son memorables y 100% Whedon, con algunos intercambios entre personajes que ya son clásicos a días de su estreno. El director maneja el humor de la misma forma en que lo hizo siempre, potenciado por las posibilidades que le permiten sus interpretes, de los que sobresale, como es lógico, Robert Downey Jr., pero a quien nada tiene que envidiarle, por ejemplo, Hulk (Mark Ruffalo). El director además tiene una capacidad increíble para manipular las emociones del espectador sin que éste lo advierta: como si de los mejores momentos de Buffy se tratase, Whedon nos lleva de la emoción, a la risa, a la tristeza con una naturalidad poco usual en el cine de acción. Pero la mayor capacidad de Whedon es la de hacer creíbles y humanos a estos héroes; en ese sentido, el director es muy generoso con cada uno, permitiendo que todos en el film tengan "su momento", incluso los personajes más secundarios.

Whedon no pierde de vista en el buen trato que hace de los personajes, que The Avengers es, por sobre todo, un film de acción, y en ese sentido el balance es perfecto. Los cruces de puños entre miembros del equipo son memorables, pero no permiten vaticinar la secuencia del combate final entre los Vengadores y los Chitauri. Es, sin miedo a exagerar, una de las mejores secuencias de acción de la historia del cine.

Ideal para los fans, ideal para quienes quieren ver buen cine de acción aún sin conocer a estos personajes, The Avengers es un logro de excelencia por donde se la mire.

5.0/5.0

Gracias por leer, son un público maravilloso
Gonza


domingo, 22 de abril de 2012

the tree of life (el arbol de la vida)


Terrance Malick es un cineasta atípico dentro de los mecanismos de producción de la industria norteamericana: en 38 años de carrera, su filmografía asciende a un total de cinco películas dirigidas. Parte por la distancia y gran parte por la gran calidad de su trabajo, cada estreno de Malick hace que el mundo del cine abra los ojos.

The Tree of Life es posiblemente el emprendimiento más ambicioso en la filmografía de este director, y no es una exageración cuando hablamos de una película que recorre la historia de la humanidad desde sus orígenes en el Big Bang hasta el tiempo presente, y además busca darle significado. Jack O´Brien (Sean Penn), un arquitecto que aun no se repone del todo de la muerte de su hermano años antes, recuerda luego de una discusión con su padre, su infancia en en Texas en los años cincuenta. Allí convergen dos figuras diametralmente opuestas: su madre (Jessica Chastain) y su padre (Brad Pitt), abanderados cada uno de dos maneras de entender y vivir en el mundo: el camino de la Gracia y el de la Naturaleza respectivamente. Malick entonces nos lleva al inicio del universo, desde la formación de las galaxias, las estrellas y los planetas, hasta el inicio de la vida en la Tierra, y encuentra en las primeras dinámicas de los seres vivos, el origen de estos dos caminos fundamentales.

La vida de los O´Brien opera como una suerte de lupa que Malick utiliza para llevar los elementos trascendentales de su historia, a la pequeña escala de la humanidad. Con una de las representaciones más maravillosas de un nacimiento en el cine (siendo justos, no hay un solo cuadro en este film que no sea de absoluta belleza), acompañamos a Jack en su niñez y adolescencia, absorbiendo las dinámicas de la Gracia y la Naturaleza en las figuras de sus padres, que operan casi como iconos de ambos caminos. Malick encuentra de esta manera el lugar de los humanos en el Gran Diseño, y explora todas las preguntas que descubrir ese lugar implica. 

The Tree of Life no es una película para todo el mundo (como gran parte de la Sala Alfabeta dejó en claro el pasado viernes). Su narrativa no lineal, su escala universal, sus alcances metafísicos y espirituales y su naturaleza marcadamente contemplativa se alejan de los formatos clásicos que abundan en las salas locales. Malick no pretende (y sería injusto exigírselo) responder de forma inequívoca las preguntas que se plantea. El trabajo fuerte de reflexión recae en el espectador y se prolonga mucho tiempo después del visionado del film. La capacidad de Malick de insertar la pequeñez humana en la infinitud del universo y hacerlo de forma seria y reflexiva revelan por qué cada vez que este director tiene algo para decir, todos escuchamos

5.0/5.0

Gracias por leer, son un público maravilloso
Gonza

sábado, 21 de abril de 2012

dracula for dummies

Al conmemorarse 100 años de la muerte de Bram Stoker, autor de la novela de vampiros más importante de la historia y a la vez de uno de los libros de referencia fundamentales en la literatura toda, me siento obligado a homenajearlo compartiendo las que yo entiendo son las películas fundamentales del famoso conde dientudo de Transilvania, tanto por sus aciertos, como por sus errores...


Dracula (Tod Browning. 1931)

La película que definió para la posteridad la imagen del vampiro en la interpretación de Bela Lugosi. Curiosamente, una película mucho más floja de lo que la gente quiere aceptar. Luego de un primer acto memorable en Transilvania, el film cae en un abismo del que nunca logra realmente salir al trasladar al Conde a Inglaterra. El peso de un guión pensado para el teatro y las limitaciones y censura del productor Carl Laemmele Jr. hacen que el genio creativo del gran Tod Browning se desdibuje en un film en el que la mayor conexión entre el director y su material quedó desechada en los pisos de la Universal. Aún así, la mirada hipnótica de Lugosi y su acento húngaro le confieren la etiqueta de "clásico"

Nosferatu, Eine Symphonie des Grauens (Nosferatu, F.W. Murnau, 1922)

Conocida como la primer adaptación fílmica de la novela de Stoker al cine*, aunque con título y nombres de personajes cambiados para no pagar derechos de autor, Nosferatu es también una pieza fundamental y definitoria del cine expresionista alemán. Considerablemente fiel al original literario, la figura del vampiro en Nosferatu, el Conde Orlok interpetado por Max Schrek simboliza la perversión ingresando a un mundo en armonía, la fealdad en lo bello. El vampiro es para Murnau una plaga que contamina la sociedad, y así lo representa literalmente con la invasión de ratas (aspecto presente en la novela de Stoker, muy poco utilizado en cine). Los ángulos de cámara sumados a la apariencia del conde transforman cada espacio armónico en uno cargado de deformidad y retorcimiento. Una joya del cine

Bram Stoker´s Dracula (Francis Ford Coppola, 1992)

Presentada con bombos y platillos como la versión más fiel a la novela de Stoker, nada podría estar más alejado de la realidad. Lo cierto es que, conservando la estructura de la novela a rajatabla, Coppola presenta en Gary Oldman a un Dracula completamente distanciado de su contraparte literaria. Además de la canallada de darle la identidad de Vlad Tepes en un afán de presentar una explicación (innecesaria e intrascendente) al vampirismo del Conde, Dracula no es aquí más que un amante maldito, un enamorado inmortal cuyas acciones encuentran justificación en haber perdido a su amada Elisabetta (Wynona Ryder) para reencontrarla más tarde reencarnada en Mina Murray (Ryder también). El conde ya no es una representación de la maldad más absoluta, sino un romántico rayando el patetismo. Aún así, los logros de Coppola en materia visual hacen de esta nefasta interpretación del vampiro un evento más que agradable a los ojos.

Dracula: Dead and Loving It (Dracula: muerto pero feliz, Mel Brooks, 1995)

Sin llegar al excelso nivel de su Young Frankenstein (El jovencito Frankenstein, 1974), Mel Brooks elabora la parodia perfecta del mito vampírico. Tomando como principal referencia el Dracula de la Universal, Brooks recorre con desopilante excelencia el catálogo de versiones del vampiro transilvano, de la mano de un genial Leslie Nielsen, que es incluso opacado por la versión de Van Helsing del propio Brooks y un sublime Peter MacNicol en el papel de Renfield.

Horror of Dracula (Drácula, Terrence Fisher, 1958)

El primer Dracula de la Hammer Films es, en opinión de quien escribe, la mejor personificación del famoso Conde. Sin pretender ser del todo fiel a la versión literaria, Fisher comprende a la perfección el personaje del vampiro, sus mitos y significados. El Dracula de la Hammer, interpretado por el gran Christopher Lee, es astuto, veloz, salvaje y sexual; un elemento que ingresa en la vida reprimida de los protagonistas para distorsionarla por completo, profundizando con maestría las dinámicas de tensión de los opuestos que plantea la novela. La violencia animal de Lee nos alejan completamente del aburrido aristócrata de Lugosi y es solo igualado en contundencia por el mejor Van Helsing de la historia del cine, Peter Cushing. Mi gran predilecta.

Dracula, Prince of Darkness (Drácula, Príncipe de las tinieblas, Terrence Fisher, 1966)

Secuela de la anterior, Dracula, Prince of Darkness profundiza otras dimensiones del mito vampírico con igual maestría. Ahora el tablero se invierte, ya no es Dracula en elemento distorsionador en una sociedad organizada, sino la representación de esa sociedad (dos matrimonios) que ingresan en el terreno oscuro del vampiro. Con esta premisa, la amenaza de Dracula es palpable en cada cuadro de film. El tiempo de Lee en pantalla es ínfimo y su personaje carece absolutamente de diálogos, sin embargo es una presencia constante y siniestra en la duración completa de la película. Brillante secuela que daría lugar a otras entregas de la Hammer de menor calidad, pero también protagonizadas por el genial Christopher Lee.

Gracias por leer, son un público maravilloso
Gonza

*existen los registros, aunque no se conservan copias, de una versión húngara de Dracula del año 1921, es decir, un año anterior a Nosferatu

viernes, 20 de abril de 2012

se vienen las 10.000...

Cuando inicié este blog difícilmente me imaginaba que podía llegar a 10.000 entradas, y sin embargo hoy están a la vuelta de la esquina. Para celebrar este acontecimiento: si sos la visita número 10.000 a este blog, es decir, si entrás y el contador de visitas marca 10.000, sacale una captura a la pantalla y enviámela por mail o twitter o facebook para recibir un fabuloso premio! (es en serio)

miércoles, 18 de abril de 2012

the woman in black (la dama de negro)


De vez en cuando aparecen películas de horror que nos recuerdan cuáles eran los postulados del género antes de que un montón de directores de videoclips de MTV nos aseguraran que "terror" es ver cómo a alguien le sacan un ojo o le serruchan un pie. Lejos de ser una película perfecta, The Woman in Black (James Watkins, 2012), se esfuerza cuando menos en dejar en evidencia que aterrorizar es un verbo que va mejor de la mano de lo que se sugiere y no se muestra, que  de todo lo que está expuesto con vulgaridad frente al espectador para revolverle el estómago.

Arthur Kipps (Daniel Radcliffe) es un joven abogado viudo que intenta proveer para su pequeño hijo. Envuelto en problemas financieros recibe el encargo de su firma de poner en orden los papeles de una pareja fallecida en un pequeño pueblito rural de Inglaterra. En su llegada a la localidad, se enfrenta al rechazo de sus habitantes, que misteriosamente lo instan a no realizar su labor. Kipps, necesitado del trabajo, se aferra a su propósito y se traslada a la vieja casa de la pareja, para descubrir que no está solo allí, y que la mujer vestida de negro que lo atormenta esconde un secreto que involucra a todo el pueblo.

Con un poco original argumento a simple vista, el mayor logro de The Woman in Black es el de no traicionar sus intenciones de revivir en film la época del terror victoriano. No en vano se trata de una producción de la Hammer Films, la casa por excelencia del este tipo de cine, y dueña a mi entender de las mejores versiones de Dracula y Frankenstein de la historia en la gran pantalla. De hecho, gran parte del primer acto de The Woman in Black es casi una versión libre del viaje inicial de Jonathan Harker a tierras transilvanas.

Watkins es fiel a la tradición, y se concentra en generar un clima tenso potenciado por los detalles de puesta en escena (la casa en sí es una amenaza victoriana), la siniestra presencia de los juguetes de cuerda, el fuera de campo combinado con las dinámicas de luces y sombras, relegando así al mínimo indispensable el susto inmediato. El resultado es aceptable en general, con momentos de genuina tensión muy bien logrados.

The Woman in Black falla sin embargo en acompañar el adecuado tono del film con un guión contundente y sólido. Algunos puntos de la trama no resultan del todo coherentes y otros que deberían tener un peso mayor (la historia de Kipps y su esposa por ejemplo) quedan sencillamente olvidados para retomarse luego en momentos en los que ya no resultan de interés. Aun así, resulta un buen entretenimiento para una hora y media, ciertamente preferible a la cantidad de basura "gore" que recibimos en las carteleras día a día.

2.5/5.0

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Gonza

viernes, 13 de abril de 2012

the muppets


Los Muppets aparecieron por última vez en la gran pantalla en el año 1999 con The Adventures of Elmo in Grouchland (estrenada en América del Sur directo en video bajo el título de Elmo en el país de los gruñones), un film enfocado en el público más infantil de los personajes creados por Jim Henson con críticas variadas. Unos meses más temprano ese mismo año se estrenaba Muppets from Space (Los Muppets en el espacio), presentando a los Muppets clásicos, pero recibiendo duras críticas. En el lapso de doce años hasta el 2011, algunos telefilms y especiales para televisión mantuvieron con relativa vida a los simpáticos títeres, pero con la compra de la franquicia por la Walt Disney en el 2004, era solo cuestión de tiempo para soñar un regreso en grande de los Muppets al cine. Y regreso en grande es lo que tuvieron.

En una visita a los abandonados estudios de los Muppets en Hollywood, Walter, un joven muppet descubre el siniestro plan de Statler y Waldorf de vender el predio al empresario Tex Richman (Chris Cooper). La unica posibilidad de impedirlo es reunir 10 millones de dólares para que los Muppets puedan volver a adquirirlo en una especie de renovación de contrato. Con la ayuda de su hermano Gary (Jason Segel) y la novia de éste, Mary (Amy Adams), Walter se propone reunir a la vieja pandilla de Muppets para un nuevo gran show que les permita conservar su legado para las nuevas generaciones.

El proyecto entero cae sobre los hombros de Jason Segel y Nicholas Stoller, co-autores del guión por iniciativa propia. La dupla que ya había colaborado con gran éxito en Forgetting Sarah Marshall (Cómo sobrevivir a mi ex, 2008), una brillante comedia dirigida por Stoller y escrita y protagonizada por Segel, se aleja por completo del tono de aquel film, en favor de una comedia que revela constantemente el amor de sus autores por los personajes para quienes escriben. The Muppets, dirigida por James Bobin, es definitivamente una carta de amor a los títeres de Henson, un producto que busca homenajearlos a la vez que ubicarlos nuevamente en un lugar de importancia dentro de las propuestas del humor familiar. Quizás demasiado directa por momentos a la hora de cumplir ese objetivo, The Muppets no deja de ser, de todas formas, un regreso espectacular a la grandeza que tuvieron estos personajes en los años 70 y 80.

The Muppets tiene todo lo que se puede esperar de un film de los Muppets: los personajes, los cameos de celebridades, los números musicales, lo autorreferencial, la ruptura de la cuarta pared, pero por sobre todo el humor: The Muppets, sin dejar su orientación más familiar, es por momentos absolutamente histriónica y revela la versatilidad de movimientos de Segel y Stoller frente al humor y lo emocional.

Absolutamente recomendable para los nostálgicos de los viejos films de los Muppets los sábados de tarde por televisión abierta, como para un primer acercamiento a estos geniales personajes

4.0/5.0

Gracias por leer, son un público maravilloso
Gonza

martes, 10 de abril de 2012

9 razones por las que FRINGE debe seguir en el aire


Cuando se estrenó en el año 2008, Fringe fue inmediatamente catalogada como una copia de The X-Files: "los archivos X del siglo XXI" y todo tipo de comparaciones similares. Ciertamente Fringe es una serie que recibe influencia del show de culto más importante de los 90, una influencia que de hecho jamás se interesó en negar. Muy por el contrario, Fringe abraza la herencia de la serie de Chris Carter, y la ha hecho explícita incluso en la propia pantalla. Pero en algún momento rondando la mitad de esa primer temporada, algo pasó que inició uno de los recorridos más interesantes de la televisión en los últimos tiempos. Una serie de opciones (diría Walter Bishop) que comenzaron a trazar un camino único, alejado de las posibles comparaciones y, en opinión de quien escribe, brillante.

Lo cierto es que además de los eventos paranormales con los que tratan día a día, la División Fringe lucha desde hace tiempo ya con los malvados ratings. Varios factores hacen a las escasas audiencias de Fringe: es lógico y comprensible que este no sea un show para todos los públicos: es sci-fi, es paranormal, es en ocasiones terrorífico, dejando así afuera a un grupo importante de televidentes, pero garantizando como contrapartida, una audiencia fiel a la serie. Sin embargo son los factores externos al contenido del show los que parecen conspirar más profundamente en su contra. A mitad de su tercer temporada, en un intento de reorganizar la programación para favorecer a su estrella American Idol, la FOX le asignó a Fringe el espacio de los viernes por la noche, conocido como el "horario de la muerte" entre las series. Los sistemas de medidas de ratings en USA no consideran además que el show no sea visto en su horario de emisión directa en las pantallas, dejando por fuera de los números a aproximadamente la mitad de la audiencia total que graba y consumen la serie en otro horario.

Si hoy estamos disfrutando de una excelente cuarta temporada, es gracias a los esfuerzos de la fiel base de seguidores que la serie mantiene desde su inicio ("los mejores fans que jamás existieron" señala John Noble en referencia a haber salvado la serie). Cuando el pronóstico era siniestro al finalizar la tercer temporada, una movilización masiva se inició online, con participación incluso de varias celebridades seguidoras de la serie, para garantizar su continuidad. En su momento me sumé a cuanta petición apareciera con ese proposito, pero hoy, con un pronóstico similar frente a la renovación de la serie para su quinta temporada, me siento en la obligación de un poquito más, así que aquí está mi granito de arena. Si ayuda a que algún lector de este blog desarrolle la curiosidad por esta maravilla de serie, me sentiré feliz. Estas son algunas de las razones por las que entiendo que Fringe DEBE ser renovado para una quinta temporada:

1. La mitología
Luego de los primeros capítulos de su temporada debut, Fringe comenzó a crear uno de los arcos mitológicos más fascinantes y sólidos de la historia de la televisión. Desde las primeras pistas que señalaban la posible existencia de un universo paralelo y una inminente guerra con el nuestro en los inicios de la serie hasta el día de hoy, todo el mundo de Fringe (o LOS mundos de Fringe) gira sobre una base fuerte: la coherencia. Cada aspecto de la mitología desde su comienzo es parte de un plan coherente que se mantiene fiel a sí mismo desde la primer temporada: el ZFT, David Robert Jones, los experimentos de Walter y William Bell, el cortexifán, los mundos paralelos, los observadores, los cambiaformas,  la Primera Gente, Massive Dynamic, la historia de Peter Bishop...Toda una complejísima red elaborada a lo largo de cuatro años que sin embargo no tiene puntos débiles. Cada elemento cumple su rol y potencia al resto sin contradecirse jamás.

2. La inteligencia
La complejidad a la que hace referencia el punto anterior podría ser tratada de muchas formas más sencillas gracias a la cantidad de elementos a los que se aferra, pero Fringe no opta por el camino fácil: es un show inteligente, probablemente el más inteligente de su tiempo, y como tal exige a sus espectadores. Es imposible mirar Fringe de pasada, demanda involucrarse, razonar, teorizar, estar pendiente de lo que ocurre y lo que ocurrió para seguirle el tranco. Quizás una de sus mejores cualidades a la vez que uno de sus peores enemigos, en un tiempo en el que American Idol o Bailando por un sueño son los programas más vistos a nivel mundial.

3. Los personajes
Uno de los puntos más fuertes de Fringe es la cuidada construcción de sus personajes a lo largo de cuatro años. El tiempo invertido en construir sus dinámicas y relaciones en forma creíble se transforma en un incuestionable cariño del espectador por el trío principal y varios de los secundarios. Su absoluta humanidad es la que nos permite atravesar las situaciones más inverosímiles que la serie pueda presentarnos sin dudar de ellas ni por un segundo

4. Las actuaciones
Sostener la gran complejidad de una serie como esta y mantener la credibilidad de sus personajes se logra en parte con un gran elenco, y en eso Fringe dio en el clavo. A la más vistosa y sublime actuación del gran John Noble interpretando a Walter Bishop hay que sumarle la excelente labor de Anna Torv (Olivia Dunham en la serie). Torv ha interpretado ya tres versiones de Olivia en los distintos mundos, más algunos otros papeles en la serie, y su versatilidad no tiene paralelo. No existe rastro alguno de las otras versiones de la agente del FBI cada vez que Torv se introduce específicamente en una de ellas, al punto en que podemos pensar qué poco vimos de la actriz en un episodio para darnos cuenta enseguida que estuvo presente durante toda la hora, pero en alguna de sus encarnaciones menos habituales. Joshua Jackson ha crecido enormemente como actor desde sus tiempos en Dawson´s Creek, y es hoy la pieza clave en el centro neuralgico de Fringe, la "constante" en terminos lostianos. Su sólida actuación desde el inicio le da vida a la persona donde convergen todos los universos, y eso no es poco. 

5. La interacción
Además de la simple acción de ver cada capitulo, Fringe es una experiencia interactiva. Todos y cada uno de los episodios van acompañados de una palabra en código que hay que descifrar usando un elaborado alfabeto criptográfico. Los "observadores", como si de Alfred Hitchcock se tratase, aparecen ocultos en algún momento de cada emisión, así como una pista escondida que revela algún elemento del próximo capitulo a emitirse. Ver Fringe es entonces, además, jugar con Fringe

6. El balance
Una de las tareas más difíciles y en donde fallan muchas series de este estilo, es la de mantener un equilibrio adecuado entre la cantidad de episodios "one-shot" (independientes) y los que forman parte del gran arco mitológico de la serie. Fringe sale muy bien parado en este aspecto. Con una gran cantidad de one-shots por temporada (las temporadas suelen ser largas, de más de 20 episodios), Fringe se las ha ingeniado siempre para introducir en ellos elementos que hacen a la trama mayor, de forma tal que ningún capitulo es 100% independiente de la mitología, pero no por eso inaccesible para quien no está familiarizado con el show.

7. La humanidad
Aún entre universos paralelos, líneas temporales diversas, mutantes genéticos y experimentos científicos, Fringe es, en su esencia más pura, una serie fundamentalmente humana. Es la historia de un padre y un hijo reencontrándose y reconstruyendo su vínculo, y es también una historia de amor de un hombre destinado a amar a una mujer única y exclusivamente, por más que de ella existan diferentes versiones

8.Walter Bishop
Si bien es un personaje, y correspondería incorporarlo al punto 3., Walter Bishop merece un lugar especial como uno de los mejores personajes de la historia televisiva. Absolutamente polivalente, Bishop puede hacernos sonreir en la más grande de las ternuras para llevarnos luego a la tensión extrema en cuestión de segundos. Numerosos científicos genios nos ha brindado la TV con el tiempo, pero es en el alejamiento máximo de la convención y del cliché que Bishop resalta como una figura distinta: la del genio más vulnerable que existe

9. Gene
Si todo lo anterior no alcanzara, Fringe tiene como miembro recurrente de su cast a Gene: una vaca...sí: UNA VACA

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Gonza

lunes, 2 de abril de 2012

the girl with the dragon tattoo (la chica del dragón tatuado)


El mundo oscuro de David Fincher (The Social Network, Seven) está plagado de rincones perversos para que sus personajes los descubran, abracen o intenten desesperadamente escapar. Son en general los recovecos de la mente más desordenados los que llaman la atención al director que, sin embargo, establece un mundo fílmico para retratarlos plagado de reglas y patrones identificables: las constantes que hacen que un film de David Fincher sea reconocible de inmediato como una obra de su autor.

The Girl with the Dragon Tattoo es la adaptación cinematográfica americana (ya existe una versión sueca) del best seller homónimo del fallecido Stieg Larsson, primer volumen de la "trilogía Millenium" y editado en América Latina bajo nombre de Los hombres que no amaban a las mujeres (de mayor fidelidad al título original en sueco). Mikael Blomkvist (Daniel Craig) es un periodista de la revista Millenium venido en desgracia por un caso de libelo (difamación escrita). En medio del escándalo mediático, Blomkvist recibe la oferta del empresario Henrik Vanger (Christopher Plummer) de alejarse durante una temporada a la localidad de Hedestad para investigar el irresoluto asesinato de su nieta 40 años antes. A cambio de esta investigación, Vagner asegura tener los elementos que prueban que Blomkvist es inocente de los cargos que lo condenaron. Para facilitar la investigación, Blomkvist recluta a Lisbeth Salander (Rooney Mara), la chica del dragón tatuado, una hacker antisocial con serios problemas de adaptación. A medida que el dúo se sumerge en las turbias dinámicas de la familia Vagner, la investigación se complejiza mientras resulta cada vez más evidente que existen actores a quienes no les conviene que la verdad se sepa.

Fincher retoma con TGWTDT su género de trabajo más tradicional luego de alejarse de cierta forma con The Social Network y The Curious Case of Benjamin Button, y demuestra que para un director de su calidad, un thriller oscuro con tintes psicológicos es como andar en bicicleta. El arte que Fincher a perfeccionado a lo largo de su filmografía es el de crear y manejar las tensiones en cada plano filmado independientemente de lo que se está narrando, y esa habilidad se pone de manifiesto en una película en la que considerable parte del metraje se destina a búsquedas web y trabajo informático. Continuando la línea de The Social Network, Fincher no interpreta el proceso de investigación online como una molestia de la que debe salir cuanto antes, sino como elemento cada vez más omnipresente en nuestra práctica cotidiana, pero que ofrece al cine un nuevo y fascinante medio para generar suspenso.


Pero lo que realmente motiva a Fincher es la exploración de la oscuridad que reside en el común de la gente. Oculta, subterránea simbólica y en ocasiones literalmente, el director plantea un universo en el que cualquiera puede esconder un turbio secreto, y es esa constante fincheriana la que le permite generar a su antojo algunos de los climas más tensos que recuerde el séptimo arte.

Apoyando a Fincher está su recurrente colaborador, el director de fotografía Jeff Cronenweth (nuevamente nominado al Oscar) que capta a la perfección la necesidad de Fincher de jugar con la oscuridad aún en planos dominados completamente por el blanco de la nieve. Quien también regresa es Trent Reznor, que junto a Atticus Ross componen la banda sonora del film. Si existe un equivalente musical a la labor cinematográfica de Fincher, ese es Trent Reznor, que nuevamente complementa a la perfección y con sencillez casi minimalista los siniestros encuadres del director.

4.0/5.0

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Gonza