lunes, 23 de mayo de 2011

we have to go back!

Ya traté de escribir sobre LOST antes. De hecho tengo un archivo Word en mi máquina con lo que intentó ser mi análisis/reflexión final sobre esta serie desde hace casi un año. El documento fue mutando con los meses, pasó de ser una hoja a ser trece, tres, diez, y creo que hoy, aún inconcluso, ronda las ocho hojas. Hay muchas partes del mismo que me gustan bastante: mi “explicación” de las implicancias apocalípticas para la raza humana al extinguirse la luz, mi estudio del personaje de Jack…pero la realidad es que, por donde lo mire, sigo pensando que nada que pueda escribir sobre LOST le hace justicia a la serie.
Sostengo con firmeza que hay un antes y un después de LOST en la televisión, y aún los detractores de la serie no podrán negar, cuando menos, que su impacto en la cultura popular es impresionante. Hacer un elogio de la serie en este blog está descartado, la gente que lo lee ya conoce mi opinión y mis sentimientos hacia la criatura de Lindelof y Cuse. Hacer una crítica objetiva también está descartado, no porque no pueda (aunque a veces me cuesta), sino porque no quiero, hoy para mí es un día afectivo, de recordar el mejor viaje televisivo que hice en mi vida (y que dudo sea alguna vez superado), así que…

Si saltaste del sillón con los brazos al aire cuando Hurley llega en la Dharma van a salvar a Sayid, Jin y Bernard…
Le gritaste “esaaaaaaa” a la pantalla cuando Jack tira a FLocke al agua (“John Locke told me I needed to stay”)…
Aplaudiste de pie a Sawyer disparándole a Mr. Friendly (“That´s for taking the kid of the raft”)...
Te ponés todo tenso cada vez que “Henry Gale” le cuenta su plan a Jack y Locke y en seguida les pide leche para los cereales...
Seguís despegando tu mandíbula del piso cada vez que pensás en el final de la tercera temporada…
Te recorre un escalofrío por la espalda y se te humedecen los ojos con el final de “Deus Ex Machina”…
Se te hace un nudo en la garganta pensando en los últimos momentos de Charlie…
Estuviste bajoneado varios días después de la muerte de Sun y Jin…
Te reís cada vez que te acordás de algún apodo de Sawyer…
Te diste cuenta que esta no era una serie como cualquier otra  cuando terminaste de ver “Walkabout”…


Si mirás cada boleto de bondi o número de panadería esperando que te toque cualquier combinación de 4, 8, 15, 16, 23, 42. Si extrañás pasar una semana debatiendo con tus amigos sobre lo qué pasó y lo que va a pasar. Si pensás en ponerte a charlar con desconocidos que te cruzas en la calle con una remera de Dharma. Si crees que “The Constant” es una de las mejores horas de la historia de la televisión. Si quisiste viajar siete meses adelante en el tiempo cuando terminó la 5ta temporada, solo para saber si funcionó hacer explotar la bomba. Si todavía llorás cuando ves llegar a Vincent a acompañar a Jack al final de “The End”…

…entonces, en palabras de Jacob, somos lo mismo…felíz aniversario para vos también, y hasta que encontremos otra cosa, let go..

See you in another life, brotha!
Gonza




lunes, 9 de mayo de 2011

the rite (el rito)


No es novedad que el cine de terror parece haber abandonado todo esfuerzo por llegar al público con una propuesta original, o por lo menos creativa, desde hace ya un buen tiempo. Salvando contadas excepciones (en general europeas), me cuento entre los que creen que desde The Blair Witch Project (1999), el género entró en un estado de coma del que todavía no ha salido, ni parece tener ganas de hacerlo. Pero existe un salto grande entre una película sin ideas originales, y otra que es directamente un collage hecho con retazos de argumentos de otras películas similares. Tristemente, The Rite se cuenta entre las segundas.
En The Rite, Michael Kovak (Colin O´Donoghue) es un joven sacerdote que cuestiona fuertemente su fe, motivo por el que es enviado a conocer a un veterano jesuita, Lucas Trevant (Anthony Hopkins), conocido en Roma por practicar exorcismos a diario. Trevant será el encargado de replantearle a Kovak el conflicto real y eterno entre el bien y el mal, Dios y el diablo, buscando que el joven recupere su fe mientras intentan salvar la vida de la niña Reagan que… ¿eh? ¿Cómo que no hay ningún personaje Reagan en esta película? ¿No estoy relatando el argumento de El Exorcista? Ok, creo que fui claro: The Rite es, esencialmente, un refrito de The Exorcist (1973) pero de mucha menor calidad, al igual que la gran mayoría de los filmes sobre posesión demoníaca que vinieron después (de los que The Rite también roba ideas). Quizás algo de culpa haya que asignarle a William Friedkin, director de The Exorcist, por haber lanzado el género con un standard tan alto. Lo cierto es que en comparación con la joyita de Friedkin, todas las películas de exorcismos palidecen, con algunos intentos un poco más nobles; The Exorcism of Emily Rose del 2005 por ejemplo, e intentos que no parecen siquiera intentarlo; The Rite como ejemplo de estos últimos.
Quizás uno de los problemas fundamentales de esta película sea la imposibilidad que tenemos los espectadores de conectar con la lucha interna de Kovak. La actuación de O´Donoghue es chata y por demás acartonada, superado en pobreza únicamente por Alice Braga que interpreta a una periodista que decide ayudar a Michael. En esta desconexión con el protagonista, nos vemos obligados a enfocar sentidos en otros lugares, tratando al menos de entrar en la dinámica tensa y atemorizante del enfrentamiento entre bien y mal, pero el terror no llega, y una premisa que debería jugar mucho más en el plano de lo psicológico y el clima a generar, se conforma con tres o cuatro sustos baratos más propios de un slasher que de una película de posesión demoníaca.
Hopkins, que es posiblemente el motivo por el que el 90% de la gente se acerca a esta película, está correcto como siempre, pero lejos de brillar como puede. Su interpretación de sacerdote poseído es menos atemorizante que cualquier escena en la piel de Hannibal Lecter (incluso de las secuelas) y el actor persiste además en agregar muletillas jocosas en momentos de tensión, creyendo por algún motivo que hacen al personaje más atemorizante. Este molesto hábito comenzó con el “okey dokey” de Hannibal (2001), y en esta oportunidad se le suman un “oopsie daisy” y alguna otra (prometo buscarla y agregarla a los comentarios). Me resulta incomprensible, y estimo que Hopkins sigue haciéndolo porque nadie se anima a decirle lo poco efectivo que resulta.
Hay un solo The Exorcist y probablemente nunca sea sustituido; podemos seguir viéndolo o darle oportunidades al nuevo cine de terror de sorprendernos. Ojala ocurra algún día, pero de momento, esto es lo que tenemos.

1.5/5.0

Gracias por leer, son un público endemoniado
Gonza

domingo, 8 de mayo de 2011

eddie vedder - ukulele songs


Sobre finales de los años 90, Eddie Vedder aprendió a tocar el ukelele bajo la tutela del gran Pete Townshend (The Who). Poco tiempo después, el Binaural de Pearl Jam nos regalaba “Soon Forget”, primera de muchas canciones que produciría este combo “Vedder+ukelele”, y muy sospechosamente similar al “Blue, Red and Grey” de Townshend. Ya  terminando el año 2000, cualquier seguidor obsesivo de la banda de Seattle (quien firma este blog, por ejemplo) tenía en su disco duro descargas de una buena cantidad de demos de Vedder jugando con su ukelele, instrumento por el que el cantante profesó gran amor: “el instrumento más melódico del mundo”, diría en varias oportunidades.
Más de diez años después, varios de aquellos demos encuentran su lugar en el segundo disco solista de Vedder: Ukulele Songs (en inglés, al ukelele nuestro le dicen ukulele); un trabajo prolijo y esencialmente parejo, con momentos de verdadero brillo de nuestro barítono preferido.
Es una broma recurrente en internet decir que Eddie Vedder puede ponerse a cantar el menú de un restaurante chino y emocionarte hasta las lágrimas. Continuando la línea de su anterior trabajo solista Into The Wild, Vedder explora los rincones de su voz que más acercan ese chiste online a una verdad irrefutable. Alejado de la dureza contundente que le exige ponerse al frente de una banda como Pearl Jam, Ukulele Songs nos acerca nuevamente al registro más bajo y dulce de quien hace algunos años se trepaba a las grúas de televisión para saltar sobre la audiencia. Canciones como "You´re True", "Satellite" o "Once in a While" ponen de manifiesto esta “dulzura” reflexiva, consecuencia obligada del paso del tiempo: ya no hace falta ocultar la profundidad detrás de los saltos y los gruñidos, algo que parecía lógico y necesario a los veinte años. Ya no hay miedo a exponer la profundidad sin esconderla detrás del overdrive de la guitarra. Toda la sensibilidad de un hombre como Vedder queda expuesta y desprotegida para que nosotros la apreciemos
Si existe un “problema” con Ukulele Songs, es lo limitante del instrumento en cuanto a variedad musical. Lo cierto es que, más allá de sus posibilidades melódicas, el ukelele solo puede ofrecer hasta cierto punto de posibilidades compositivas, y cuando se trata del único instrumento usado en el disco, puede tornarse por momentos reiterativo, algo así como escuchar una gran canción de media hora. Esto no es algo necesariamente malo (de ahí las comillas en “problema”), pero sí es posible que afecte la percepción de los grandes momentos del disco, que quedan opacados frente a la ausencia de novedad que presentan entre sí las canciones. La forma de rodear este obstáculo es con buenas letras y una excelente interpretación vocal. La parte de la voz es una garantía, y en los momentos del disco en que la escritura de Vedder está más inspirada somos gratos testigos de pura magia.
Reforzando esta idea de la “novedad”, se hace evidente que dos de los momentos más sobresalientes del disco son las colaboraciones: Cat Power entreteje a la perfección su voz con la de Eddie en la hermosa "Tonight You Belong To Me", mientras que "Sleepless Nights" es capaz de producir una respuesta física a la escucha (concretamente escalofríos) cuando Vedder y Glen Hansard cantan juntos el estribillo (una de las melodías más desgarradoras que ha compuesto Eddie en los últimos años). El cierre con "Dream A Little Dream" es otra belleza en la que el cantante parece homenajear a Tom Waits raspando la voz con un resultado que hace imposible no enamorarse de la canción.
Ukulele Songs ciertamente se hubiera beneficiado de una selección menor de canciones para maximizar su efecto, pero no deja de ser una joyita dentro del catalogo de uno de los mejores vocalistas de los últimos veinte años. Ya está comprado y espero su llegada a mi buzón con ansias, pero mientras tanto pueden relojearlo en el link de abajo…


3.5/5.0

Gracias por leer, son un público maravilloso
Gonza