martes, 1 de marzo de 2011

true grit (temple de acero)


Los hermanos Joel y Ethan Coen (The Big Lebowski, Fargo) tienen más de veinticinco años trabajando en el cine. En todo ese tiempo quizás su logro más sorprendente es el de haber transitado por casi cada género existente dentro del abanico que ofrece la cultura popular americana, y mantenerse fieles a su impronta como cineastas, generando además, en el proceso, un estilo personal y único que nos permite reconocer una película “de los Coen”, independientemente del “rótulo” que podamos colgarle. Y no es que el “estilo Coen” simplemente se deje ver de alguna forma específica en  las películas de los hermanos, va más allá de una simple postura estilística frente a un género predeterminado: los Coen toman el género y lo transforman, lo redefinen de forma tal que en cada intento, las convenciones del mismo y las “convenciones” (si podemos llamarlas así) de los hermanos se unen en una especie de simbiosis inseparable, generando esa sensación que tenemos comúnmente al ver una película de este dúo, de estar frente a una pieza única e irreplicable. En este marco, parece curioso que los hermanos Coen hayan esperado tanto tiempo para incursionar en el western clásico (vale la aclaración, si tenemos en cuenta que No Country For Old Men es, en esencia, un western del siglo XXI), pero independientemente de sus motivos, lo cierto es que en el caso de True Grit, la espera tuvo recompensa.
Basado en la novela de Charles Portis, de la que ya existe la famosa adaptación de 1969 que le valiera su único Oscar al gran John Wayne, True Grit narra la historia de Mattie Ross (Hailee Steinfeld), una niña de catorce años y gran carácter, que contrata los servicios de Reuben “Rooster” Cogburn (Jeff Bridges), un sheriff tuerto, ebrio y considerablemente venido a menos, pero con “temple de acero”, para encontrar y poder ajusticiar a Ted Chaney (Josh Brolin), el asesino de su padre.
Todos los elementos tradicionales de un film de los Coen están presentes: los personajes excéntricos, el humor (por momentos muy medido, por momentos casi histriónico), el contraste entre ese humor y momentos de profunda oscuridad, así como los repentinos arranques de una violencia que se nos presenta de alguna forma incomprensible. Todos sus “artilugios” habituales puestos a disposición de las formas estilísticas y narrativa tradicionales del western. El trabajo de cámara, montaje y selección al más mínimo detalle de cada plano, sumados a la cuidada fotografía del maestro Roger Deakin, gran colaborador en la historia de los Coen permiten traer con frescura a este tiempo, un género del que el cine tristemente parece haberse desprendido en los últimos años.
Bridges entrega una actuación al nivel que nos tiene acostumbrados, pero quien brilla sin opacarse frente a un elenco de primer nivel, es la joven Steinfeld. Momentos como el inicial dialogo en el que se negocian los ponis, o su primer acercamiento a Cogburn nos llegan con una naturalidad poco vista en actrices tan jóvenes. Sencillamente roba cada escena en la que aparece, su actuación sola ya vale la película entera.
True Grit es un acierto más en la carrera de los Coen. Un ejercicio de estilo dentro del  western que la dupla aprueba con honores, y a la vez una oportunidad para plantearse la vigencia del mismo. Cuando Cogburn afirma sobre el final “ya estoy viejo”, lo afirma en realidad para todo el género del oeste, afirmación a la que los Coen responden con la escena que le sigue inmediatamente: el western, sus héroes y sus leyendas han cambiado, porque los tiempos han cambiado, pero lejos de morir, vale la pena revisitarlos una y otra vez

4.5/5.0

Gracias por leer, son un público maravilloso
Gonza


1 comentario:

  1. Simplemente gracias!!

    Por encabezar el blog con esa
    E N O R M E (no por tamaño) imagen de Tiburón.

    gracias
    gracias

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