“El paraíso se puede ir a la mierda”. Es al menos el
sentimiento predominante de Matt King (George Clooney) al inicio de The Descendants. Su esposa está en un
coma del que no va a despertar y dejó
explicito su deseo de que se la desconecte de las máquinas. Sus hijas le
resultan prácticamente desconocidas debido a sus ausencias y le corresponde
ahora asumir su rol como padre. Sobre su mesa de trabajo está la decisión de
vender el último resquicio de tierra virgen de Hawaii a poderosas
corporaciones, y si algo llegara a faltar, descubre que su mujer le era infiel
antes del accidente que la dejara al borde de la muerte.
Frente a ese panorama, parece lógico que King sienta (y
explicite al público en un voice-over) que la vida en Hawaii no es todo playa,
palmeras y agua de coco. Este es el punto de partida del director Alexander
Payne (Election, About Schmidt) para
adaptar la novela de Kaui Hart Hemmings y acompañar al personaje de Clooney en el
viaje de encontrar al amante de su esposa mientras se esmera por ser un padre
para sus hijas y decide que hacer con respecto a la tierra. ¿Parece mucho? Lo
es, y es quizás el principal problema que presenta The Descendants: al plantear tanta problemática en un tiempo tan
acotado, se vuelve necesario priorizar algún aspecto sobre los otros, dejando a
suertes algunas de estas líneas argumentales. Así, mientras que el aspecto de
la paternidad de King está muy bien logrado, potenciado sobre todo por la
actuación de Shailene Woodley y Amara Miller (Alexandra y Scottie King respectivamente);
llegado el momento del clímax sobre la venta de la tierra, la inconexión se
hace evidente: el espectador no ha invertido tiempo afectivo en esa materia y
cualquiera sea la decisión que tome Matt King, resulta intrascendente.
El tono del film puede jugarle en contra a la premisa
inicial sobre la vida en Hawaii. Si bien Payne suele jugar con soltura en la línea
entre la comedia y el drama definiendo un punto intermedio desde el que se
posiciona, en The Descendants la
música, el vestuario y la locación le confieren al film un clima “light” y
despreocupado. No es una falla, por el contrario creo que la película se
beneficia de ello, pero si puede ser una contradicción con la que aparentaba ser
la intencionalidad principal en los primeros minutos.
El punto más fuerte de The
Descendants son sus actuaciones, aunque no sea la de Clooney la que se
destaca a mi juicio. Woodley y Miller están geniales como las hijas de King, y
muestran gran versatilidad en el pasaje veloz de drama a comedia que el film
les exige, más aún si se considera su corta edad. Nick Krause se roba gran
parte de las sonrisas interpretando a Sid, el “amigo” confidente de Alexandra. Robert
Forster es siempre una adición bienvenida a cualquier elenco, y quien sorprende
gratamente es Matthew Lillard interpretando con total sutileza a Brian Speer,
el amante de Liz King.
Voy a confesar que no soy un fan de Clooney. Creo que una
parte de mi nunca lo perdonó por el aborto fílmico que es Batman & Robin (1997), pero no es ese mi motivo de
disconformidad. Clooney parece elegir sus roles después de agarrarle el gustito
al Oscar con Syriana (2005), pero deseando el de actor principal. Y en ese
deseo, la elección de interpretar a Matt King es astuta, pero el rol mismo deja
en evidencia los lugares en los que Clooney es más flojo como interprete. Quizás
por la propia personalidad sociable del actor, resulta claro que Clooney
trabaja mucho mejor en conjunto, rodeado de otros actores, y es por eso que sus
mejores momentos en The Descendants ocurren en escenas de grupo, con sus hijas,
primos…Pero cuando el peso recae exclusivamente sobre sus hombros, la actuación
se debilita (que no es “mala” por eso) y deja una imagen global de una
interpretación con altibajos
2.5/5.0
Gracias por leer, son un público maravilloso
Gonza
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar2.5!!! La hiciste pelota! Que es lo mejorcito de lo que está en cartelera?
ResponderEliminarno es una mala calificación 2.5!!! ahora a mi criterio lo mejor que podés ver es hugo y war horse...ambas reseñas mañana en el blog!
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