En 1983 una reunión acordada entre el dibujante belga Hergé
y el director Steven Spielberg nunca tuvo lugar: la misma semana en que habían
pactado conocerse, el creador de Las
Aventuras de Tintín murió luego de una larga enfermedad. Pero aún sin encontrarse
personalmente, el nexo había sido creado de antemano: mientras Hergé aseguraba
que el único director capaz de adaptar a su personaje al cine era Spielberg,
este se fascinaba descubriendo las aventuras del reportero europeo, luego de
que le fueran señalados los puntos en común que guardaba con Indiana Jones.
Spielberg recibió de la viuda de Hergé los derechos para una adaptación fílmica
del personaje ese mismo año, pero fueron dejados de lado rápidamente: la
indecisión del director al respecto de qué aventura adaptar y quiénes deberían
ser los intérpretes pondrían el proyecto en un cajón, pero sin cerrarlo
definitivamente.
Casi treinta años más tarde, en colaboración con el
productor Peter Jackson y usando la tecnología del “motion capture”, Steven
Spielberg finalmente realiza su sueño de llevar a Tintín a la pantalla grande.
Para alguien que creció leyendo a Tintín la intención de
objetividad resulta una tarea difícil, más aún cuando al parecer la película
parece tan carente de puntos flacos, que quien firma se cuestiona si su
fanatismo no estará nublando el buen juicio; pero no: The Adventures of Tintin es efectivamente tan buena.
Spielberg sigue a grandes líneas el argumento del álbum “El secreto del Unicornio”, incorporando
a su vez elementos de “El tesoro de
Rackham El Rojo” y “El cangrejo de
las pinzas de oro”, más una gran cantidad de referencias escondidas e ideas
propias. A pesar de haber sido promocionada en algunos países como “El secreto del Unicornio”, la película
no busca ser una adaptación ajustada de un álbum específico del personaje, pero
los fundamentalistas de Tintín no tienen que ponerse nerviosos, lo que sí es
completamente ajustado en el film es el espíritu de la obra de Hergé; y es que
en eso ha sido un absoluto experto Spielberg durante años: el narrador por
excelencia captura la esencia de cada uno de sus proyectos y la convierte en
magia fílmica.
Lo fascinante de The
Adventures of Tintin es que es 100% Tintín, a la vez que es 100% Spielberg.
Se trata del encuentro de dos íconos fundamentales de las artes del siglo XX,
pero ninguno se impone sobre el otro, no hay una figura dominante, la comunión
es tal que confirma la intuición de Hergé en el 83. El tono de los cómics se reproduce con gran
fidelidad: allí están el humor, las locaciones exóticas, el misterio, la
aventura y por sobre todo los personajes, retratados con asombrosa fidelidad.
Pero también están allí todas las cosas que hacen grande a un film de
Spielberg, aún en un campo relativamente nuevo para él. Nadie podrá negarle
jamás a Spielberg, además de la magia de su cine, el ser un soberbio técnico, y
existen escenas de acción en The
Adventures of Tintin que no hacen más que confirmarlo: la persecución en
moto en Bagghar es una muestra del grado de excelencia con la que Spielberg maneja
los movimientos de cámara, y que no engañe la animación computarizada, basta
recordar algunos de los momentos más electrizantes de Minority Report o War of
the Worlds para comprobar que la destreza del director se beneficia de los
aportes de la tecnología, pero no depende de ellos.
The Adventures of Tintin es una gran oportunidad para
conocer una de las piezas fundamentales del noveno arte aquellos que aún no
tuvieron el gusto, y un deleite para los viejos conocidos
4.5/5.0
Gracias por leer, son una pandilla de marineros de agua
dulce, cataplasmas, bachibouzucs!
Gonza
TENGO QUE VER ESA PELÍCULA!!!!
ResponderEliminarZulú!