lunes, 9 de mayo de 2011

the rite (el rito)


No es novedad que el cine de terror parece haber abandonado todo esfuerzo por llegar al público con una propuesta original, o por lo menos creativa, desde hace ya un buen tiempo. Salvando contadas excepciones (en general europeas), me cuento entre los que creen que desde The Blair Witch Project (1999), el género entró en un estado de coma del que todavía no ha salido, ni parece tener ganas de hacerlo. Pero existe un salto grande entre una película sin ideas originales, y otra que es directamente un collage hecho con retazos de argumentos de otras películas similares. Tristemente, The Rite se cuenta entre las segundas.
En The Rite, Michael Kovak (Colin O´Donoghue) es un joven sacerdote que cuestiona fuertemente su fe, motivo por el que es enviado a conocer a un veterano jesuita, Lucas Trevant (Anthony Hopkins), conocido en Roma por practicar exorcismos a diario. Trevant será el encargado de replantearle a Kovak el conflicto real y eterno entre el bien y el mal, Dios y el diablo, buscando que el joven recupere su fe mientras intentan salvar la vida de la niña Reagan que… ¿eh? ¿Cómo que no hay ningún personaje Reagan en esta película? ¿No estoy relatando el argumento de El Exorcista? Ok, creo que fui claro: The Rite es, esencialmente, un refrito de The Exorcist (1973) pero de mucha menor calidad, al igual que la gran mayoría de los filmes sobre posesión demoníaca que vinieron después (de los que The Rite también roba ideas). Quizás algo de culpa haya que asignarle a William Friedkin, director de The Exorcist, por haber lanzado el género con un standard tan alto. Lo cierto es que en comparación con la joyita de Friedkin, todas las películas de exorcismos palidecen, con algunos intentos un poco más nobles; The Exorcism of Emily Rose del 2005 por ejemplo, e intentos que no parecen siquiera intentarlo; The Rite como ejemplo de estos últimos.
Quizás uno de los problemas fundamentales de esta película sea la imposibilidad que tenemos los espectadores de conectar con la lucha interna de Kovak. La actuación de O´Donoghue es chata y por demás acartonada, superado en pobreza únicamente por Alice Braga que interpreta a una periodista que decide ayudar a Michael. En esta desconexión con el protagonista, nos vemos obligados a enfocar sentidos en otros lugares, tratando al menos de entrar en la dinámica tensa y atemorizante del enfrentamiento entre bien y mal, pero el terror no llega, y una premisa que debería jugar mucho más en el plano de lo psicológico y el clima a generar, se conforma con tres o cuatro sustos baratos más propios de un slasher que de una película de posesión demoníaca.
Hopkins, que es posiblemente el motivo por el que el 90% de la gente se acerca a esta película, está correcto como siempre, pero lejos de brillar como puede. Su interpretación de sacerdote poseído es menos atemorizante que cualquier escena en la piel de Hannibal Lecter (incluso de las secuelas) y el actor persiste además en agregar muletillas jocosas en momentos de tensión, creyendo por algún motivo que hacen al personaje más atemorizante. Este molesto hábito comenzó con el “okey dokey” de Hannibal (2001), y en esta oportunidad se le suman un “oopsie daisy” y alguna otra (prometo buscarla y agregarla a los comentarios). Me resulta incomprensible, y estimo que Hopkins sigue haciéndolo porque nadie se anima a decirle lo poco efectivo que resulta.
Hay un solo The Exorcist y probablemente nunca sea sustituido; podemos seguir viéndolo o darle oportunidades al nuevo cine de terror de sorprendernos. Ojala ocurra algún día, pero de momento, esto es lo que tenemos.

1.5/5.0

Gracias por leer, son un público endemoniado
Gonza

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