Me cuesta imaginarme qué esperar cuando me voy a enfrentar a una película nueva de Darren Aronofsky (Requiem for a Dream, The Wrestler). Con cinco largometrajes arriba nomás, el hombre ya nos mostró la diversidad de propuestas con las que puede manejarse (y clavarla al ángulo además, que no es menor), manteniendo siempre un cuidado obsesivo por la estética y la imaginería a la hora de contar el cuento. El común denominador dentro de ese universo diverso de Aronofsky es la obsesión, a lo mejor reflejo de la propia obsesión del director (cliché, ya lo sé, pero en este caso creo que es cierto) a la hora de armar sus películas, a lo mejor ni tanto, pero sí es innegable que los personajes de este director se mueven en sus historias impulsados por alguna forma de obsesión, y Black Swan no es excepción a esa regla.
Nina Sayers (Natalie Portman en una actuación que me hace dudar que ella y la actriz de las precuelas de Star Wars sean la misma persona) es una bailarina del montón en el cuerpo de ballet de Nueva York hasta que el director Thomas Leroy (Vincent Cassel) la selecciona para el papel principal en su versión libre de “El Lago de los Cisnes”, en la que, tanto el papel de la Princesa Odette (el Cisne Blanco) como el de Odile (Cisne Negro) son interpretados por una misma bailarina. Leroy le reconoce a Nina que es perfecta para el papel de la Reina de los Cisnes, pero que le falta la pasión y sensualidad que necesita para el rol del Cisne Negro. Con este punto de partida inicia el viaje obsesivo de Nina para alcanzar la perfección en su performance como Cisne Negro. Aronofsky conoce de la obsesión de Nina y el viaje que debe realizar, y lo pone en escena con excelencia, utilizando todos los recursos a la mano y en especial a Portman, que carga prácticamente sola la película. Sustentando (o más bien, apoyando) esta gran actuación, aparecen los recursos estilísticos que elige el director para evidenciar este proceso de transformación. El uso de los espejos y la relevancia del plano-contraplano que genera el propio reflejo de la actriz en el mismo, acompañados del uso evidente (aunque no por eso obvio o excesivo) del blanco y el negro en escenografía, vestuario y maquillaje nos ayudan a entrar en la “liberación” de Nina, y con sutileza, sin darnos cuenta, en su propia mente, ya que la metamorfosis de Portman ocurre tanto en el plano de la realidad como en el inconsciente.
Lejos de caer en los lugares comunes del thriller psicológico, Aronofsky nos sumerge en el personaje al punto de que para presenciar el proceso como espectadores, ya no importa comprender qué es lo que ocurre en la realidad y qué ocurre en la mente de la propia Nina, aunque existan de todos modos las claves visuales y sonoras para descifrarlo. Si me apuran podría incluso debatir si el personaje de Lily (Mila Kunis, excelente en el papel) es simplemente la rival que personifica todo lo que Nina debe alcanzar para convertirse en el Cisne Negro, u otra manifestación interna de la psique del personaje principal. El director agrega aún más capas a la reflexión sobre la transformación extrapolándola a la propia dinámica del ballet, en la contraposición de la armonía en las escenas de baile con los primeros planos grotescos que muestran el daño físico que Portman va recibiendo (o se inflinge).
No voy a ahondar más en la trama ni en detalles que podrían revelar demasiada información, no es la intención del blog, pero me permito sí recomendar ampliamente esta película. Aronofsky dirige con excelencia un drama que se transforma en thriller (por momentos tensos en cine de horror puro), buscando, como su protagonista, la perfección en cada plano, en cada secuencia, y lo logra en gran medida.
Si aprendo algún día a poner un sistema de estrellitas lo haré, mientras tanto me quedo con el viejo y querido
4.0/5.0
Gracias por leer, son un público maravilloso
Gonza
brutal papa brutal, ya estas para meter alguna coumnita en el diario
ResponderEliminarEsta, Gonzalo, un 4.5 POR LO MENOS!
ResponderEliminarIgual la reseña excelente.
En otro plano digo lo de Lily, no me parece el personaje en sí irreal, imaginado por Nina, o sea, creo que es su antítesis pero como personaje real, al cual se le exageran determinados rasgos en la personalidad y acciones pero por la propia psicosis gradual de Nina.
De sólo acordarme concluyo que:
1. Uno de estos días la veo de vuelta
2. Esta era -en mi opinión- merecedora de tus 5
lo de lily está planteado como "abierto" en la reseña, porque de hecho creo que cualquiera de las dos explicaciones funciona bien, real o no...
ResponderEliminartengo que verla de vuelta yo también, capaz que cambia mi calificación